lunes, 1 de marzo de 2021

Mi primera clase de escritura creativa en español. - ✏️



✏️Mi primera clase de escritura creativa 

    Sin exteriorizar el gran entusiasmo que explotaba en mis adentros,  asistí a la primera clase de escritura creativa en español.  Inmediatamente, la premisa de que no escribiríamos poesía me desanimó. El objetivo de la clase sería la narración. Acepto que cometí un error garrafal con mi apresurada apreciación.   Había dejado abierta las puertas para la poesía mas no para la prosa.

    Empezó la pluma a fluir en base a unos refranes, la inspiración llegó con aceptación. La postal, ¡qué emoción!, lo que fuere a escribir, sabía que me satisfacería. La música afloró mi sensibilidad.  Las notas musicales fluían por mis fibras, aparecieron muchos pensamientos, unos sublimes y otros tenebrosos, escribí dos líneas pero en la siguiente sonata, desequilibré, y mi inspiración se redujo a una línea.  Mi concentración estaba en las notas mas no en mis letras. Nunca había escrito con música. Estaba acostumbrada a escribir envuelta en el silencio de un claustro. Había sido una experiencia extraña porque mi concentración no aceptaba tan siquiera el ruido de una mariposa en vuelo.  Como quiera que sea con música escribí, lo logré.  Estar en negación a nuevas experiencias de escritura había estado perjudicándome. Escribir en una antesala de emociones, es como si mis escritos se volvieran una opera.  Adoro escribir con música.
 
    Los micro relatos provocaron inconformidad.  Mis escritos tenían un toque de mediocridad.   Lo supe cuando los comparé con las narraciones de otros.  Después, vinieron los análisis de los cuentos, ahora sí tenía que agarrarme bien de la banca porque iba caminando cerca del precipicio, mas no por el análisis, sino por la creación de un relato después de analizar un cuento. Yo seguía inconforme con el resultado de mis escritos, los veía simples.   Definitivamente, ser jueza de mi mismo es muy duro. Mi veredicto final es que debo asistir a más talleres literarios para abolir mis falencias.  Sin embargo, es preciso destacar que este curso, ayudó a descubrir hasta los más ínfimos errores,  que quien sabe desde cuando había venido cometiéndolos.

    El cine, los que me conocen muy de cerca saben que nunca me verán sentada frente a una pantalla viendo una película, mas bien lo que sí podrían advertir es viéndome leer un libro.  Con mucho esfuerzo empecé a crear un cuento homónimo, producto del capítulo final de una película.  Cada asignación seguía siendo un reto para mí.  A partir de esta experiencia, mi visión ha cambiado.  Estoy sintiendo un gran interés por el cine.  Lamentablemente, he advertido esto después de que ha transcurrido más de la mitad de mi vida, llegando a descubrir que había perdido el privilegio que otros han sacado provecho al ver muchas películas, situación que por decisión propia estuve impedida de hacerlo, al no dar apertura al beneplácito que conlleva encontrarme con un gigante, el cine. 

    La entrevista, jamás en mi vida había entrevistado a alguien, es mas, no me gustaría que me entrevistasen a mí, sentiría que estoy sentada en la silla de los acusados.  Sin embargo, me atreví a entrevistar, no quedaba otra opción, me lancé al ruedo y lo conseguí. Por supuesto, tomando en consideración las instrucciones y desarrollo que se necesitaban para lograrlo.  Durante esta experiencia sentí que las entrevistas eran un preámbulo que me conducirían a escribir biografías. Por supuesto, con las debidas investigaciones.  Estar en contacto, frente a frente con alguien en una entrevista, luego palparlo en un escrito, se convertiría en un recurso que no pasaría por terceros, y no se tergiversaría lo dicho.  

    El diario,  escribir en un cuaderno por unos cuantos minutos cada día, desajustó la rutina de  mi pluma en descanso.  Hacerlo en prosa implicaba mucha práctica. En el aula, cada estudiante leía su creación con un sello de escritura, el mío apuntaba hacia temas tristes.  Por cierto, aún no logro escribir donde haya un derroche de alegría.  A pesar de todo, hacerlo fue una experiencia muy grata. Ahora, mi pluma se aburre si le doy un descanso, se ha vuelto exigente y cómplice con mi diario. Ha adquirido un compromiso.  No detener su marcha hasta lograr que una narradora como yo, identifique y corrija los errores, inclusive lo más mínimos, cualidad necesaria que no puede pasar desapercibida para inmiscuirse en el arte escribir.

✏️SANDRA SALGADO MENDOZA
Nueva York, 28 de agosto de 2019