viernes, 9 de marzo de 2018

Un Satanás cautivante.


Un Satanás cautivante

 

 

    Si yo tuviera una conversación con mi madre y le dijera que Satanás me tiene cautivada, creo que se horrorizaría, pero lo que ella no sabría en primera instancia es que estoy fascinada con el Satanás de John Milton, Paraíso Perdido.  Este autor presenta a Dios Padre como a una figura gris, burocrática y cruel, y por otra, el personaje de Satanás quizá como uno de los más hermosos, complejos y psicológicamente profundos de la literatura.  Si bien es cierto,  aún no he terminado de leer el libro, pero desde ya me es imposible evitar admirar a Satanás, un héroe rebelde que defiende la libertad.

    Este magnánimo y controvertido poema Paraíso Perdido de John Milton, reivindica la imagen del mismísimo Satanás al dotarlo de virtudes, una víctima de las circunstancias, un rebelde, un mártir que lucha contra su creador y la autoridad de éste, ya que piensa que no es justo someterse a él por el sencillo hecho de haberlo creado, este Satanás lucha bajo la consigna: “Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo”. Satanás se rebela contra Dios al no aceptar que Jesús se convierta en el rey de los angeles. 


   

 Fuente del Angel Caído o Monumento del Angel Caído.  
Jardines del Buen Retiro de la Villa de Madrid, España.
   A manera de que ustedes vayan conociendo mejor a Satanás y empiecen a sentirse cautivados con él, debo mencionar que encontré escenas épicas llenas de dramatismo en el Paraíso Perdido, logrando capturar perfectamente a un Satanás con una expresión de víctima, de incomprensión, aquella mirada al vacío, Satanás no tiene a quién acudir, está completamente solo, mira hacia arriba sabiendo que no habrá nada ni nadie, está solo, depende de él y nadie más, un Satanás impresionante que logra cautivarme por completo al ver su auténtico heroísmo  cuando despierta en un lago en llamas del infierno como un general heróico aunque derrotado que ha perdido en el campo de batalla pero queda el valor. 

    Satanás es el protagonista del poema, y en un principio creí que me encontraría con el Satanás que de niña me aterrorizaba con tan solo escuchar su nombre, pero al leer el Paraíso Perdido quede atrapada en el poema de Milton. Nunca pense que Satanás fuera mostrado como un hermoso ser, inconformista, insatisfecho, que captura al lector completamente con su elegancia y estratagemas a la hora de lograr sus cometidos. Es este Satanás que a pesar de su envidia por los nuevos seres terrenales, los usa para vengarse de su creador,  llevándolos a cuestionarse la razón de su existencia e ir más allá, aunque eso signifique el pecado y el fin de su felicidad, pero felicidad a qué precio, ¿al precio de vivir para siempre en la ignorancia? ¡No! Satanás les ofrece la oportunidad a Adán y Eva de conocer y saber. 


    Crecí creyendo que existía un Dios y que todo procedía de èl, y que siendo Todopoderoso nadie podría estar sobre él,  peor un ser humano, pero al leer el Paraíso Perdido me encuentro con un Dios y un Satanás que no conocía, y me saltan algunas dudas cuando Milton invierte el rol de cada uno de ellos, alterándome el curso normal de  mi raciocinio.  Si bien es cierto que al comer la fruta del árbol del bien y el mal adquirimos el conocimiento, pero por que habríamos de pedir permiso para comer esa fruta, por que ese egoísmo de que el conocimiento no estuviere libremente al alcance del hombre, sino solo para ese Dios engreído, egoísta, altanero, omnipotente, un ser a cual el poder se le subió a la cabeza y perdió total control de sus actos.  Hasta este punto, lo que mas me incita a seguir leyendo el Paraíso Perdido,  es saber ¿cuál sería la ofensa del hombre hacia Dios por alcanzar el conocimiento?


   Habrán lectores que quieran negarle el heroísmo a Satanás, e incluso decir que Satanás tiene ningún encanto. No quiero imaginarme la pérdida cultural que yo hubiera tenido si no hubiera leído el Paraíso Perdido,  y aunque inicialmente la lectura alteró algunos aspectos culturales y de sensibilidad, no puedo negar que el heroísmo de Satanás me tiene cautivada y fascinada.    

Nueva, York, 10 de marzo de 2018
SANDRA SALGADO MENDOZA