lunes, 1 de marzo de 2021

CAPERUCITA ROJA.- ✏️ [Cuento invertido]

Caperucita Roja
[Cuento invertido]

    Había una vez, en una tierra lejana, muy lejos, una niña llamada Roja ya que siempre llevaba una caperuza de terciopelo rojo. Ella vivía con su abuela en el bosque. Ahí también vivían en una casa los lobos felices.  Sin embargo, hubo animosidad entre las personas y las familias de lobos. En el pasado, un lobo intentó comer a la abuela, pero ella se salvó. Desde ese día, la familia de los lobos se escondió en el bosque, lejos de la gente. Los niños de ambas familias siempre fueron advertidos de no hablar entre ellos. Sin embargo, un pequeño lobo no era como los demás; se veía a sí mismo como voluntarioso e independiente. Siempre se decía con orgullo: "Puedo cuidarme y no temo a nada".

    Un día, Droopy, el pequeño lobo, le preguntó a su padre, si podía llevar una cesta de pan a su abuelo enfermo que vivía al otro lado del bosque. Su papá dijo: “¡Es una buena idea!”.  Sin embargo, recuerda tener cuidado siempre y evitar hablar con extraños. Droopy sonrió con alegría y se marchó. Durante su viaje, aproximadamente media milla, notó a una niña que llevaba una capucha roja. El lobito no sabía que su abuelo una vez había engañado a esta niña y casi se comió a su abuela, una historia que se conoció como el cuento "Caperucita Roja".

    Inocentemente, Droopy dijo: “Hola, ¿cómo estás?. ¿Cómo te llamas?”. La chica respondió:  “Roja”. El pequeño lobo dijo:  “Mi nombre es Droopy. ¿Adónde vas?”, preguntó la niña. Sin dudarlo, el lobito dijo: "Voy a la casa de mi abuelo, está muy enfermo. Quiero darle estas deliciosas rodajas de pan", agregó, señalando la canasta. La chiquilla se interesó aún más y preguntó: “¿Dónde vive tu abuelo?”. “En lo profundo del bosque, cerca de la gran higuera”, dijo. "¡Oh!", Exclamó la niñita, que ya que sabía dónde estaba eso.

"¡Tengo una idea!, ¿Te gustaría que tu abuelo se sintiera mejor?” Dijo Roja mirando a Droopy. Él asintió con la cabeza manifestando acuerdo. "Ve a recoger unas flores preciosas y colócalas junto a su cama; ayudarían a vitalizar su cuerpo", agregó Roja.

    Droopy arrancó una flor de tulipán a su lado, la olió y dijo: “¡Oh! Esta es una gran idea; sería una buena sorpresa para mi abuelo". "El aroma de la flor lo hará sentir mejor, gracias", agregó. Con su pesada canasta de trozos de pan, el lobito se pavoneó lentamente en el denso bosque mientras tulipanes multicolores en la distancia le llamaban la atención. Dejó su canasta y arrancó un par más.

    Mientras tanto, la niña corrió a la cabaña del abuelo de Droopy. Cuando el lobito se acercó a la casa, ella ya había escondido al abuelo en el armario y se había pintado de gris. "¡Abuelo! ¡Abuelo! Te tengo pedazos de pan”, dijo el pequeño lobo con alegría. El abuelo de Droopy, Roja respondió: "¡Oh! Deben estar deliciosos”. El pequeño lobo entró corriendo en la habitación donde estaba acostada Roja. "¡Guau! ¡Qué boca tan pequeña tienes, qué mano tan pequeña, qué sonido tan extraño!”, exclamó sorprendido el pequeño lobo. La niña dijo: “No hay que preocuparse, dame los deliciosos panes”, “¡Espera!” interrumpió Droopy. “No eres mi abuelo, eres la chica que llevaba la caperuza roja. Me mentiste para que recogiera flores para detenerme". El lobito salió corriendo y regresó a su casa para contarle a su padre sobre el incidente. Desde ese día, nunca habló con extraños para evitar que le sonsacaran información que podría perjudicarlo. Este cuento ha sido trasmitido de generación en generación para cuidarnos y prevenirnos ante las malas eventualidades.


SANDRA SALGADO MENDOZA
Nueva York, 22 de octubre de 2019