sábado, 24 de octubre de 2015

"Una autobiografia de fantasias"

 ¿Quien soy yo y de donde vengo?




Una autobiografia de fantasias


Mi nombre es Sandra Salgado Mendoza y naci en Ecuador. Soy hija de Manuela, manabita, quien recibio unicamente una educación primaria ya que su padre le dio estudios superiores solamente a los hijos varones. Mi padre, Teodoro, manaba, un autodidacta y un erudito para mi, graduado como Ingeniero Agrónomo, interesado en las lenguas extranjeras, geografía, astronomía, historia universal, medicina y con vocación innata para la enseñanza, falleció en el 2007 y es a quien idolatre más que a Dios, a Jesús y a la Virgen Maria. Tengo un único hermano, Teodoro, con quien de jovencita mi madre me enviaba a las fiestas para que me cuidara. Mi esposo Ervis, guayaquileño,  a quien escogi para confiarle mis dudas, mis tristezas y mis inquietudes. Es con él con quien estoy casada desde 1998, y con quien tuve un hijo que nunca nació.
Mi infancia estuvo llena de fantasías y pobreza, viviendo frente al río, en una casa sin puertas en los dormitorios y con una letrina en el patio, cuya ventana tenia una vista hacia un potrero donde estaban las vacas, los chiqueros de los puercos y un limonal. Mi madre, quien está empezando su edad senil, me vistió con los retazos de las telas de sus clientas cuando su ocupación fue ser costurera. Vivi una vida sin muñecas, sin televisión, con planchas de carbón, pelando higuerillas, rallando yuca, dando de comer a las palomas, lavando la ropa en batea, matando y pelando gallinas y caminando sobre los tendidos de cacao. Mi escuela, cuan lejos quedaba, allá en la loma, donde nos esperaba un vaso de colada, recibiendo clases en dos jornadas, en la mañana y también en la tarde.  Mis despertares empezaban con el ruido de los pasos de mi padre sobre un piso de madera que tronaba, y luego la radio con las noticias diciendo que habían mandado la encomienda con mercadería a fulano de tal, en una mula que llegaría una semana después. Yo sabía que se había terminado el día, cuando el sol se escondía y mi tío que vivía al frente apagaba la planta eléctrica a las ocho de la noche en ese pueblo llamado ¨San Isidro¨, donde se sabía que había alguien despierto porque tenían alguna vela prendida.  El fin de semana, eran los días en que junto con mi hermano nadábamos en el río, en alguna poza favorita, donde el ganado y los caballos bebían agua.  Subirse a los arboles a comer mango, era una de las experiencias en que se podía socializar con los niños ricos y aunque ellos tenían la piel blanca y rosada, yo siempre lucia amarillenta, talvez seria por comer mango diariamente durante el tiempo de la cosecha. El premio que me daban mis padres por buen comportamiento, era escoger el mejor mular para competir con mi hermano en una carrera, era algo así como pertenecer a la orden de los Caballeros de España.   Un loro viejo, llamado Pánfilo, fue testigo de lo feliz que fui durante mi niñez.  

Mi juventud avanzó llevando a cuesta mis inseguridades hacia un mundo moderno.  Esto sucede cuando mis padres me envían a estudiar a una gran ciudad, Quito la capital de Ecuador, donde cursé mi educación secundaria y luego la termine en Babahoyo, mi ciudad natal. Yo, una señorita humilde, con la equivocada idea de que en este mundo solo había gente buena, me encontré  ante una sociedad pudiente, donde valía más, aquel que tenía dinero, mas no conocimientos, donde estaban marcadas las clases sociales, los pobres y los ricos, los negros y los blancos y también el regionalismo.  En aquella etapa de mi vida, quedé maravillada con la televisión en blanco y negro, sin siquiera pensar que algún día yo llegaría a conocer Hollywood.  Extrañaba mucho a mi hermano Teodoro, no había con quien jugar al trompo, ni pelearse por el muslo en el plato del caldo de gallina, no estaba el ruido del riachuelo, ni el cantar de los pajaritos, ni mis amigos del coro de la iglesia, ni la gatita que con amor mi padre me había regalado, ni el cristo colgado sobre en el respaldar de mi cama, ni la bendición de Dios de mi madre, ni la lectura de las fábulas, ni Don Quijote de la Mancha, Romeo y Julieta, El Cid Campeador, la dinastía de los emperadores, la mitología griega y romana, las frases célebres de los filósofos y pensadores, que con voz narrativa y  elocuente oratoria, mi padre le daba vida  a cada personaje y también a cada  poema de Bécquer, Borges, García Lorca, Benedetti, Mistral, Nervo, Neruda, Unamuno y Zorrilla. 
Mi madurez de ayer, mis errores, mis aciertos, mis pasiones, mi religión, mis recuerdos, mis secretos, todo me traje a la ciudad de Nueva York en el 2001.  Doce años más tarde, en esta metrópoli del mundo, decido volver a encontrarme con mi identidad nacional para cumplir un sueño, ser una escritora.  Entonces, hoy he vuelto a las aulas de la universidad,  donde vislumbro un camino de éxitos, para que mi lengua natal siga imperando en el mundo y no continúe el vómito de la patanería y la vulgaridad como lengua.  He aquí yo, la que no tiene máscaras de lujo porque nunca olvida de dónde viene, ni hacia dónde va, y quien con su madre viva y las caricias de su esposo, trata de encontrar el encanto de esta vida.
SANDRA SALGADO MENDOZA Nueva York, 20 de marzo de 2013

LUCRECIA BORGIA.- “Miradas"



Tu perdición por mirar senos perfectos en otro abismo,
ha hecho que mi respiracion contaminada de veneno ardiente,
y mi mirada perversa, inicie un ritual depredador hacia ti. 

El hedor de tu perversion ha distorsionado tu mente,
y si caes otra vez en ese abismo del deseo,
te salpicaré un coctel de hiel afrodisiaco
para que con tus ojos ensangrentados de delirio,
jamás puedan volver a mirar otros senos que no sean los mios.


Sandra Salgado (New York City, Enero 2012)

viernes, 23 de octubre de 2015

"El Secreto de mi Armario"

Contadole mis secretos a mama. 



Quitese la venda mami!, este es mi armario desordenado. Usted descubrirá los secretos más increíbles que han sido encerrados allí por muchos años. Detrás de esa puerta, encontrará la moda mas inverosimil del ayer y del hoy, donde todas las estaciones del tiempo están colgadas en la misma percha. ¿Estás lista? Esta aventura estará llena de suspenso!

Toquemos a la puerta antes de entrar, todo está tranquilo, sin algarabia, sin entusiasmo, parece que hoy no es día de fiesta. Voy a abrir la puerta lentamente donde las bisagras cantaran el eco triste del "Claro de Luna" de Beethoven. ¡Madre! Aquí está uno de mis secretos, el Ave de Fuego, quien un día con mi plumaje rojo en el cuello, arranque mi máscara, y vole en busca de mi libertad. Más allá están las montañas de suéteres verdes, donde un día llegue muy alto, y también están mis bufandas que abrigaron mi pecho en los días en que mi corazón necesito sentir al abrigo de una madre. Cuántos caminos he recorrido, llegue a ser un ciempiés vistiendo botas, sandalias, zapatos de tacón y, a veces descalza, dudando qué camino elegir, si el de conformismo, o el del éxito pero sin perder mis valores morales. Este armario esta vomitando lo que tenia guardado en sus entrañas.

Madre, siéntate aquí y mira este maniquí, es tu hija, que con el mismo maletín, sale todos los días a la escuela en busca de cumplir tu sueño, el verme graduada de la universidad. Mira alla, esos pantalones de colores brillantes,  me los pongo en esos días en que me convierto en un camaleón, cuando tengo cambios drásticos de mi personalidad, en donde un día soy una mujer extrovertida, y otro día, soy tímida e insegura. Este armario que fue silenciado hace muchos años, hoy quiso hablar contigo.

Ven mamá, ayúdame a desatar estos cinturones de miedo, quiero escapar del miedo de vivir sola. Recuerdas esta corbata floreada, lo uso para separar las páginas del libro de mis placeres, donde mis pecados, sólo Dios los podría perdonar, y tú, que eres mi madre. Mira esa caja con un liston rosado, no lo he abierto desde hace más de una década, es mi baúl de los dulces recuerdos, donde están guardados los vestiditos mi tierna hijita, tu nieta Miel Celeste, hoy tendria 15 años. Abrir este armario oscuro, me ha hecho despojar de mis disfraces y sentir alivio en mi pesada carga.

Ha oscurecido temprano hoy, el otono ha llegado, me vestiré con mis faldas y medias de lana, así como tu lo hiciste cuando mi padre estaba vivo. Si el estuviera ahora en frente de mi armario, yo no tendría que contarle ningún secreto, él sabía todo sobre mí, incluso sabría que el día de su funeral, yo me me pondria las  perlas blancas que un día, él con amor me las dio, y también el sabría que yo vestiria con un color triste, el negro, el color del desaliento, sin brillo, sin vida y sin alegría. El siempre sabía de qué color mis sentimientos estaban vestidos. Madre entiendes ahora cuan desordenado estaba mi armario.

El armario de ayer y de hoy, donde muchos secretos están escondidos, hoy se abrió ante los ojos de mi madre. El armario desordenado tiene muchas historias significativas, y mi madre lo ha recorrido hoy a traves de los caminos de mis sueños, miedos, recuerdos, alegrías y tristezas. Este armario oscuro se ha cerrado otra vez, a lo mejor se vuelve a abrir en el otoño de mi vejez, pero mientras tanto, gracias mamá por ayudarme a vaciar mi armario, que estaba lleno de frustraciones.

Sandra Salgado (New York City, Noviembre 19, 2015)



LUCRECIA BORGIA.- “Disfraces"

DISFRACES


Estoy vestida con mi traje de pecado, no tengo inhibiciones, y si tuviera que desnudarme, entonces tendria que confesarme, redimirme para que me juzguen por mi falta de pudor, y por las tentaciones que tengo en el paraiso.

¿Eres tú quien me va a liberar de mis pecados? ¿Eres tú quien va a juzgar mis desaciertos?¿Eres tú quien va a salvar el mundo de la complejidad de los rumores, de las falsedades y de los errores de los demas?

No permitiré que nadie me arrranque mis ilusiones, ni que me cierren la blusa donde guardo mis impulsos, ni bordaré una mantilla para esconder mis tentaciones.

Sandra Salgado (New York City, Enero 2012)

Imagen: Grus Lindgren, artista

LUCRECIA BORGIA.- “Castigo"




CASTIGO


En la mitad de tu corazón, encontré gusarapos
con deseos de devorar mi abominable veneno,
pero por haberte marchado de tu inservible pocilga
sin la venia de mi tribunal, castigaré tus arterias
para que sean las serpientes, quienes supuren
tus gusanos moribundos, hambrientos
del aliento de mi venerada lujuria.




Por: SANDRA SALGADO MENDOZA
Nueva York, 10 enero de 2012




Imagen: Alexandre-Denis-Abel de Pujol, Ixion Enchained in Tartarus, 1824

LUCRECIA BORGIA.- “Irreverencia"


IRREVERENCIA






Con la rebelion de mis letras voy a seguir irrespetando tus lineas,
tus palabras, tus libros, tus derechos, porque soy la dueña de tus fantasias,
y patearé con mi mirada tu castillo de poesias,
saltándome del lirismo a la versatilidad de la prosa,
sin el derroche de dulzura de poemas consagrados,
sino con los dardos de satira que atraviesan mi cuerpo en la madrugada
cuando tengo que mostrar mis pechos en el espejo,
para luego, con una copa que humedece mi voz, desdibujar en un papel,
una danza que hormiguea mis cuerpo, que eriza mis manos y despierta mis dedos
para sobrevivir a tus ojos que me persiguen en mi vacio literario.

Sandra Salgado (Nueva York, Enero 2012)
Fotografia
Ansia Creadora
Esther Morales Blog


viernes, 24 de julio de 2015

"El Encaje Arrugado"

"Speaking of my petticoat”

“El Discurso de mi Enagua”



He soltado mi cabello, he visto canas en el peine, he abierto mi corsé, he alzado mi enagua, y he sentido entre mis piernas una piel arrugada. 

El discurso de mi enagua se ha propuesto distraer la mirada morbosa de los botones viejos de mi corsé, pero estos, arrastrandose como soldados y rendidos a mi pies, me han dicho que mi piel ya no tiene el aroma, ni el brillo cautivador de una diosa exuberante. 

Mi piel se ha increpado ante la ausencia del perfume, y en su desvarío mi enagua se ha empeñado en matar a sus mirones. 

"Arrastrense hacia su ultimo placer!. Implorenme la asfixiante lujuria de mis piernas!.  Mi piel no está arrugada, los encajes de mi enagua son los que se arrugaron en el ayer”.

Sandra Salgado (New York City, Octubre 22, 2015)




Retrato de Hendrickj posiblemente una criada de la casa que se convertirá su amante.
Pintura de Rembrandt