lunes, 2 de noviembre de 2020

LA NIÑA DE LA VENTANA .- ✏️ #DíaDeLosFielesDifuntos [Prosa]





✏️ ❤️ 🦋 

LA NIÑA DE LA VENTANA

Día de los fieles difuntos

[2 de noviembre]



Juntito a una lámpara de telita blanca estaba a solas un poema en un cuarto. Las puertas y las paredes se quedaban absortas al mirarlo, mas de repente, unos recuerdos apesadumbrados en silencio despacito se asomaron.

En la ventana, una niña de mirada inmóvil no advertía cuántas hojitas caían desde un lejano árbol, ni tampoco que una mariposa en busca de fragantes flores andaba revoloteando, y que ésta agitando sus alas, cruzó el ventanal, susurró un rostro y se posó sobre una fotografía sin portarretrato.

Aquella niña con mirada derrotada, quien aún seguía asomada, una súbita voz le musitó: “Léelo en voz alta aunque yo ya no pueda escucharlo”.  Ella sin decir una palabra, cerró el ventanal, tomó la fotografía en sus manos, la puso sobre su pecho y dio un grito desgarrador.  

Dicen que aquella niña enmudeció el día que cerró con tristeza los ojitos grises de su padre. Desde entonces, ninguna otra niña ha podido declamar con ternura los versos predilectos que el poeta escribió a su hija aquella tarde, cuando juntos miraban por la ventana, el correr de las hojas locas y de las  hojas muertas de los árboles con semblantes demacrados. 

Fotografia: Jeff Pott
SANDRA SALGADO MENDOZA
Nueva York, 2 de noviembre de 2020


domingo, 1 de noviembre de 2020

“Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”. ✏️ [Reacción personal]




“Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”

 [Reacción personal]

Mi voz,
y no la de los vencidos, 
hoy quiero dejarla plasmada con inmortalidad.


El libro ¨Me llamo Rigoberta Menchú ​​y así me nació la  conciencia¨ me provocó toda una serie de emociones. Y, aunque la empatía, la fascinación y la inspiración eran bastante prominentes, también sentí ira e incluso repulsión. Sensaciones que fueron causadas por episodios detallados de extrema violencia, humillación y desigualdad racial contenidos en el libro. 


En el nivel de la lógica y la composición, me doy cuenta de que el relato de Rigoberta Menchú tenía que ser gráfico para hacer que su público comprenda la gravedad y el horror de las circunstancias de la vida de la heroína principal y su gente.

Sin embargo, cuando  el lector se enfrenta a leer estas injusticias tan grandes y tan graves, no puede dejar de sentirse traumatizado. El sentimiento, se ve exacerbado al darse cuenta de que no puede hacer algo para prevenir la continuación de la violencia o aliviar sus consecuencias. 


Algunas imágenes del libro eran tan perturbadoras y desgarradoras que literalmente se quedaron conmigo para siempre conmigo, las aspiré y las enraicé


Mis palabras, por supuesto, no deben interpretarse como un ataque a Rigoberta Menchú, al libro o a su autora. El libro es fascinante y tremendamente importante, pero el sentimiento de impotencia resultante es a la vez indignante y aleccionador. También es, paradójicamente, un lugar para la empatía: si leer sobre la vida de Rigoberta Menchú es tan difícil, quizás uno pueda comenzar a imaginar cómo se siente realmente vivirla.





SANDRA SALGADO MENDOZA

Nueva York, 2 de noviembre de 2020