Este gentil caballero, a quien le pasaron los años, y más años, mientras yo seguía su camino, él es Teodoro Salgado Vera. Un hombre auto educado con brillantez en su incomparable biblioteca, y a quien con singular mérito, y conmovida ante su expresión, 'era mi amigo', un vasto caudal de dulzura idolatrando su alma, contemplando su bondad y su honradez en vida, me hace decir con afable retórica, él es mi padre querido.