“El Enamorado y la Muerte”
Romance medieval
Anónimo
"El Enamorado y la Muerte" es un poema medieval
acerca de la ensoñación de un enamorado que tiene que ir a ver a una chica que
ama por última vez antes de morir. Aunque el poema describe el sueño, se trata
principalmente de una experiencia de amor que tiene un enamorado por una dama
blanca a la que conoce en su sueño. El tema del amor se demuestra efectivamente
a través de los sentimientos y vivencias del amante, que tiene que instar
persistentemente a su amante para que le abra la puerta.
El amante ilustra su amor por una dama que encontró en su sueño. Cuando durmió la noche anterior, experimentó un sueño de su alma con la apariencia de una dama blanca que describió con rasgos mortuorios como mucho más blanca que la nieve fría. Sin embargo, el enamorado está descontento porque su amor tuvo que llegar en un momento en que la Muerte lo acechaba. En el sueño de amores, el amante se pregunta: "¿Por dónde has entrado, amor?" (v. 7-8). Siente que la dama blanca apareció en el momento equivocado porque solo le quedaba una hora de vida. Sin embargo, su amor inquebrantable queda bien demostrado por los arrepentimientos que tenía por la Muerte que lo alejaría de su amante. Específicamente, describe la Muerte como "rigorosa" y como enviada por Dios para quitarle la vida. El enamorado intenta disuadir a la Muerte que lo deje vivir por un día, pero escasamente ésta le concede sólo una hora. Las actividades durante el sueño son dilucidadas del amor que tenía el amante por la persona que aparece en su sueño. Por ejemplo, en lugar de lamentarse, se llena de una posibilidad esperanzadora, y no se deja abrumar por el pesimismo, él "muy de prisa se calzaba, más de prisa se vestía: ya se va para la calle, en donde su amor vivía” (v. 18- 21). Él no se deja corromper por la presencia de la Muerte, adquiere una posición afirmativa de gozar en vida. Estas acciones demuestran el inmenso amor que el enamorado tenía por su amante porque tiene que salir de la casa y salir a la calle a buscarla.
El tema del amor también lo demuestra la instancia del
enamorado que suplica a su amante que le abra la puerta durante el sueño.
Después de que el amante se calzó los zapatos y se mudó de la casa a la calle
donde vivía su amante, él le pedía, "¡abreme la puerta, niña!" (v.
22-23). Insistir en que la amante del enamorado le abra la puerta es una
ilustración de su amor inquebrantable. Él solicita solidariamente que se abra
la puerta, similar a las diversas formas en que los amantes muestran cada vez
más su amor a los demás debido a la necesidad de ser creídos. La amante insiste
en que no puede abrir la puerta por culpa de sus padres, que todavía están
presentes en la casa. Por ejemplo, ella le dice: "Mi padre no fue al
palacio, mi madre no está dormida" (v. 26-27). Las dos declaraciones son
excusas que da la niña para no dejarlo entrar, pero el enamorado sigue
demostrando su deseo de verla porque "la Muerte me está buscando" (v.
30). Las distintas veces que insiste en que su amor debe abrir la puerta es una
demostración del amor interminable y trascendental del enamorado hacia ella.
El amor se demuestra efectivamente por las diferentes
opciones que el amante le da a su amada sobre cómo llegarán a verse. Aunque la
puerta está cerrada, la niña propone que entre, "vete bajo la ventana
donde labraba y cosía'' (v. 32-33). Después de acercarse a la ventana, él
argumenta que le dará un cordón de seda que usará para subir a su encuentro.
Aún más revelador, el amor se puede ver en cómo el enamorado le da una solución
a su amor si se rompe el cordón que le da. Él le dice, "y si el cordón no
alcanzare mis trenzas añadiría" (v. 36-37). Como tal, está tan decidido a
reunirse con su amante, lo que es una demostración del inmenso amor que el
enamorado siente por la dama que aparece en el sueño. Tales incidentes ilustran
cómo el tema del amor es un tema central en el poema.
En conclusión, el tema del amor en "El Enamorado y la Muerte" queda efectivamente demostrado por las acciones que emprende el amante en su sueño. En el poema también se revela cómo dos aspectos opuestos son planteados, el enamorado persiguiendo al amor y la Muerte que se ha identificado como tal, acosándolo trémulamente. Además, cómo la Muerte declara un ultimátum, desechando todo hálito de vida interrumpiendo abruptamente el amor, y posterior a ello, el silencio sugerente que acecha forzosamente el rompimiento del cordón, lanzando un doloroso final, el dictamen de quien habla y manda, la Muerte, desbordando en sus palabras ausencia de compasión hacia los amantes ante el destino perverso cuando la hora ya está cumplida, convirtiéndose el sueño en un gran dramatismo que va arrastrando al enamorado hacia la fatalidad y destruyendo el amor.
✏️ SANDRA SALGADO MENDOZA
Nueva York, 10 de mayo de 2021