Sin sentir ningun reparo.
¡Me devoraste con tu desprecio!
¡Me lastimaste sin compasión!
Yo vivía de rodillas mendigando tu amor.
Realmente importa
A quién le importa
¡A nadie le importa!
Si ya cambié el agua podrida de los floreros.
Si ya me cambié la piel andrajosa de mendigo.
¿Y a mí, tú me importas?
¡No, no me importas! Por ello,
¡te devoraré con desprecio!
¡te lastimaré sin compasión!
y morirás de rodillas mendigando mi amor.
¡Así! ¡Sin tersuras y con exultación!
¡Tú a mí, ya no me importas!