miércoles, 30 de noviembre de 2016

¡A patearte voy!







Fíjate en la punta de mis zapatos.
¡A PATEARTE VOY!

¡Patearé como mula tu trompa llena de pedantismo.
Patearé con verborragia tu discurso de despotismo.
Patearé tu decrépito reuma con salvajismo. 
Y como una hembra ultrajada por tu inhumanismo. 
Patearé tu pellejo hediondo de egoísmo!







lunes, 28 de noviembre de 2016

¡Tú a mí, ya no me importas!

Sin sentir ningun reparo.


¡Me devoraste con tu desprecio!
¡Me lastimaste sin compasión!
Yo vivía de rodillas mendigando tu amor.

Realmente importa
A quién le importa
¡A nadie le importa! 
Si ya cambié el agua podrida de los floreros.
Si ya me cambié la piel andrajosa de mendigo.

¿Y a mí, tú me importas? 
¡No, no me importas!  Por ello,
¡te devoraré con desprecio!
¡te lastimaré sin compasión!
y morirás de rodillas mendigando mi amor. 

¡Así! ¡Sin tersuras y con exultación!
¡Tú a mí, ya no me importas!

 

miércoles, 16 de noviembre de 2016

El recado

-Estuve viendo como pasaba la vida, sí porque yo tuve una vida. Mas hoy, tengo tan solo recuerdos arrecostados a un recado que lastima.-


   ¡Avísenle a los recuerdos,
   qué no me toquen,
   qué no me miren,
   qué no me hieran,
   qué tengo llagas en el alma!.

   ¡Díganles, qué no vengan, 
   qué no quiero verlos!
   ¡Llévenle ese recado
   desgarrado entre las llagas!. 

(Pintura de Oswaldo Guayasamin)
12 de noviembre de 2016
Sandra Salgado Mendoza.

*
¡Fusilenlos!
¡Fusilen a los recuerdos!
¡Arrójenlos al destierro del olvido!

*
Los recuerdos son verdades encaramadas en el alma.

*
¡Defunción perpetua para los recuerdos!

*
¡Abran las rendijas, y llévenlos al paredón!






martes, 1 de noviembre de 2016

¡Grítalo, grítalo ya!


¡Gritales mi desvergüenza! 
¡Gritales mi deshonor!
¡Gritales que me he desnudado!
¡Grítalo, grítalo ya!

¡Grita que tengo el pecho enllagado, 
 y que no lo volvere a esconder jamás . 

¡Grita que me dejaràs libre,
qué soltarás mis cadenas,
qué secarás mi sudor,
qué curarás mis llagas, 
qué enterrarás las ortigas, 
qué quemarás los látigos, 
y qué sepultarás mis miedos 
con el grito estridente 
de una pala ancestral! 

¡Grítalo, grítalo ya!
¡Grita que me dejaràs morir!
¡Grítalo verdugo!  
¡Quiero morir, y más nunca volver a vivir! 
¡Mi pecho ya no quiere sufrir! 

¡Grita, grita, grita, 
hasta que se ensordezca mi pecho 
y caiga rendido ante este grito adolorido. 
¡Grítales este estribillo! 
¡Ha muerto, ha muerto, ha muerto ya! 



 

Nueva York, 1 de noviembre de 2016