¡Gritales mi desvergüenza!
¡Gritales mi deshonor!
¡Gritales que me he desnudado!
¡Grítalo, grítalo ya!
¡Grita que tengo el pecho enllagado,
y que no lo volvere a esconder jamás .
¡Grita que me dejaràs libre,
qué soltarás mis cadenas,
qué secarás mi sudor,
qué curarás mis llagas,
qué enterrarás las ortigas,
qué quemarás los látigos,
y qué sepultarás mis miedos
con el grito estridente
de una pala ancestral!
¡Grítalo, grítalo ya!
¡Grita que me dejaràs morir!
¡Grítalo verdugo!
¡Quiero morir, y más nunca volver a vivir!
¡Mi pecho ya no quiere sufrir!
¡Grita, grita, grita,
hasta que se ensordezca mi pecho
y caiga rendido ante este grito adolorido.
¡Grítales este estribillo!
¡Ha muerto, ha muerto, ha muerto ya!
Nueva York, 1 de noviembre de 2016